LOS ÁNGELES — “¡Saaaale el 184 y entra el 209!”. “¡Saaaale el 34 y entra el 190!”. “¡Saaaale el 210 y entra el 188!”. “¡Saaaale el 214 y entra el 198!”. Y así. Así, en la noche de La Corregidora, la casa del Querétaro Fried Chicken.
No, no eran órdenes de restaurantes de comida rápida. Ni pasaban lista de presos en una prisión rural. Ni tampoco era una lotería para geriátricos. Ni mucho menos un fichero en el departamento de salchichonería de un supermercado. Ni el conteo de chivas descarriadas en un corral zapopano. No.
América se puso serio poniéndose poco serio. Nadie, tal vez, entendió las oscuras, mezquinas, diabólicas y maquiavélicas intenciones desde el Salón Oval de Televisa. Nadie.
América sigue festejando su Tricampeonato. Y qué mejor manera de hacerlo que sacar a sus pubertos, a sus púberes, y meterlos a la cancha en su primer partido oficial del Clausura 2025, el que debe ser –con tretas o sin tretas— el escenario del Tetracampeonato.
Sí, alevosa, tendenciosa, sediciosa y promiscuamente, el América prolongó su efervescencia tricampeonil burlándose de Chivas, al pasearle por las narices a más de una docena de mozalbetes de sus fuerzas básicas, mientras el Rebaño se fortalece con las anquilosadas articulaciones de un delantero de 34 años, y una pieza de museo con momificadas lesiones y complejo de profeta.
Ni siquiera apareció el técnico André Jardine en esta pasarela en Querétaro. En su casa, entre caipiriñas y un rodizio familiar, debió regocijarse de la exhibición de su equipo, cierto, todo mérito ajeno, de Diego Cervantes y Raúl Rodrigo Lara, porque el brasileño ya lo ha dicho: no está ahí para formar jugadores.
Fue una fiesta del americanismo. Otra más. Se alargan los aranceles festivos del Tricampeonato. Se agotó la champaña pero no el jolgorio.
Hubo quienes, en el desahucio bobalicón de sus taras y complejos, consideraron irrespetuoso el accionar del americanismo. Mandó a los infantes, porque los adultos merecen descanso.
Cierto, era Querétaro, el equipo de una plaza maldita, que debió desaparecer del futbol mexicano tras la masacre luctuosa cuando los visitó el Atlas aquel funesto 5 de marzo de 2022, y con un equipo administrado desde la puerilidad del desdén y el abandono. Pero, ya se sabe, en aquel entonces, Yon de Luisa y Mikel Arriola, desembucharon, vomitaron farsas, mentiras, perjurios, para aplacar la ira colectiva.
Sí, el Querétaro Fried Chicken pasará a la historia como el equipo más humillado por el América, claro, sólo después de sus propios dueños, el Grupo Caliente y el promotor Christian Bragarnik. Sus jugadores evidenciaron sus zombis espíritus.
Pero, el América estuvo de fiesta. En la cancha y la banca, sólo había camisetas con dos o tres dígitos. Desde el número 30 de Rodolfo Cota –cierto, un veteranazo de 38 años–, hasta el número 222, Daniel Alvarado, quien al igual que otra decena de compañeros, debió pedir permiso en casa, para llegar tarde a dormir, porque tenía un partidito de futbol en Querétaro. “Pero, no salgas sin suéter”, debió decirle la madre. “Hijo, si sale El Santo a luchar, que sea con máscara”, debió cuchichearle el padre. Complicidades.
Lo mejor de todo fue que aparecieron jugadores que mostraron talento, capacidad atlética y ese compromiso genético de Coapa, cierto, insisto, ante un remedo de equipo, con remedos de jugadores, con remedos de directivos, que pensaron que arrollarían a aquellos parvularios americanistas.
Pero, habrá que observarlos, porque los peores enemigos, o los mejores enemigos, según el caso, de los prospectos americanistas, están en el entorno de El Nido. Ahí, en las tentaciones, en los jaripeos tipo Sodoma y Gomorra que organizan los advenedizos, se quedaron los Diego Lainez, los Sebastián Córdova, los Emilio Lara, los Mozumbitos Martínez, y contando.
Sí, porque estos Once del Asombro, pueden terminar siendo los Once del Patíbulo, si no tienen la solidez neuronal y el blindaje hormonal para resistir las invitaciones a los excesos, en los que cayeron todos los mencionados.
Pero, el América sigue de fiesta. Ningunea a Querétaro y tal vez ningunee a media semana a Xolos, porque es evidente que le interesa más regodearse en Las Vegas, ante Messi y el Inter Miami CF, que ante los desechos tóxicos de la Multipropiedad y de la Liga MX.
Por eso, además de la gira mediática que están haciendo sus jugadores y directivos, para seguir restregando públicamente la vigencia del Tricampeonato, América, insisto, de manera maliciosa, sediciosa, lujuriosa, perversa y promiscua, se burló del Querétaro, pero además se burló de Chivas, como despidiéndose del Rebaño, como si fuera una de sus ex, a la que abandona por incompetencia absoluta.
Que no debería permitirse esta doble burla del América, tal vez. Pero, si durante años, desde la época de Azcárraga Milmo, hasta esta de Azcárraga Jean, el América ha mangoneado al futbol mexicano desde las oficinas incautadas de la FMF, pues ahora, además lo hace desde la cancha, y sólo Cruz Azul y Toluca parecen en condiciones de amenazarle la conquista del Tetracampeonato. ¿Chivas? No, imposible. Apenas será un pajecito que arroje el arroz, cuando América intente llegar nuevamente al altar.
Y si América decide seguirse burlando, ¿quién lo va a detener? A los dueños de los otros 17 clubes les faltan las gónadas que, mire usted, mostraron los mozalbetes americanistas la noche del viernes en Querétaro. Sí, hubo más testosterona en esos pubertos que en los organismos de los Amaury, los Irarragorri, los Martínez, los liliputienses del Norte, etcétera y etcétera y etcétera, para impedir nuevos abusos.
El colmo sería que desde el Salón Oval de Televisa se ordenara a su siempre servil Mikel Arriola que cambiara el reglamento y que el primer equipo visitante del club campeón en turno, le montara el pasillo reverencial antes de arrancar el partido. Imagínese ante Xolos, que los americanistas desfilaran entre sus rivales y que en el centro de la cancha, unas treinta y tantas señoritas aspirantes a modelos, actrices o cantantes de Televisa, los aguarden con anillos de campeón, de esos que se ofrecen en redes sociales en 11 mil dólares.
Ay, Emilio! ¡Qué falta de creatividad de tus huestes de escritorio y de estudio televisivo!
Aclaración pertinente: mi filiación futbolera fue hacia el Atlante genuino, no este mamotreto bastardo que hoy pervive, porque aquel, mire usted, lo mató un Azcárraga de apellido materno, Alejandro Burillo, cuando dejó de servirle a sus intereses políticos y comerciales. Así que no, no le busquen filiación a este reportero con las Águilas. De hecho, soy alérgico a las plumas de cualquier avechucho.