La historia del Madrid está repleta de gripes posnavideñas, quién sabe si por exceso de descanso o por falta de él. De esta salió vivo muy en su estilo, en remontada milagrosa con diez que le da el liderato ante un Valencia abreviado por las bajas y la falta de jugadores determinantes. Todo lo hizo mal en la primera mitad el equipo de Ancelotti y todo pareció salirle mal en la segunda, en la que falló un penalti, le anularon un gol por media bota y vio como a Vinicius le caía la roja, hasta que con uno menos Modric le llevó el empate y Bellingham le dio una victoria que le permite pasar al Atlético y dejar a cinco puntos al Barça. El Valencia se atrincheró tras su gol inicial y pretendió resistir el largo asalto final jugando con el crono y la ansiedad ajena. No le dio.
El partido tuvo un inicio tristón. Una parte significativa de la afición valencianista antepuso la protesta extramuros al apoyo a lo que queda de lo que fue no hace demasiado un equipo glorioso en un momento extremo. Se diría que de tanto tirar del carro en contra de la propiedad la hinchada se ha roto el espinazo. 19 minutos duró el boicot. En el campo fue otra cosa. Hay no hubo tanteo ni reservas. El Valencia fue el que casi siempre encuentra aquí el Madrid: ardor guerrero, voluntad de vencer y desenvoltura en el contragolpe, especialmente desde la derecha, donde Vinicius se desentiende demasiado en el repliegue. A un primer zapatazo de Valverde rechazado por Dimitrievski respondió con otro Hugo Duro más colocado y más difícil para Courtois, que también se vio en un mano a mano ante Foulquier. Tapó bien el hueco en una jugada clara de gol.
Dani Ceballos llegó hace siete años al Madrid y nunca ha estado tan cerca de una titularidad permanente como ahora. Tras la marcha de Kroos y la pérdida de protagonismo de Modric, Ancelotti voló de palo a palo con un centro del campo íntegramente industrial. La cosa no funcionó y en Ceballos cree encontrar un futbolista más cultivado, ese acompañante de Valverde capaz de hibridar la zona de creación. En Mestalla le prefirió a él antes que a Camavinga, último lateral izquierdo antes del parón navideño y que también perdió esa plaza en favor de Mendy, el más pesimista de los tres aspirantes. Pero el Madrid compareció como un equipo invertebrado, con cintura de avispa por la falta de colaboración defensiva de sus cuatro magníficos. Demasiado lujo arriba para dejarlo todo en las manos de Courtois y los misiles de Valverde.
A Corberán, sin más movimiento de mercado que Sadiq, aún no anunciado, y con siete bajas le quedaba poco por decidir. Solo hizo un cambio respecto al último once de Baraja, un central (Tárrega) por un extremo (Fran Pérez), movimiento que desplazó a la izquierda a Yarek y devolvió a Luis Rioja a su posición natural de exterior zurdo. Son momentos de tocar la moral antes que el dibujo. Y antes de la media hora recibió un buen empujón, el gol de Hugo Duro, que dejó en la red un disparo de Javi Guerra rechazado milagrosamente por el acribillado Courtois. Solo el portero había regresado de las vacaciones navideñas en un equipo dividido en un siete más cuatro que dejaba dos grandes vacíos: el táctico y el emocional, ambos alarmantes. El Madrid reclamó una falta previa a Rodrygo que no vieron ni Soto Grado ni el VAR.
El único rastro de Vinicius en la primera mitad fue un esprint ante Tárrega, que arriesgó el penalti, y un mano a mano mal resuelto ante Dimitrievski en el arrebato previo al descanso. Mbappé dejó aún menos. El Valencia, en cambio, no fue lo que dice la tabla. Estuvo peleón, comprometido, valiente, en ocasiones profundo, casi siempre bien colocado. Foulquier y Diego López desbordaron mucho a Mendy y Luis Rioja, sobre todo al comienzo, pudo con Lucas Vázquez. No había ni un solo indicio de que enfrente del Madrid había un equipo al que los números rojos le llegaban a las cejas.
A vuelta del descanso el Valencia le dio una oportunidad al Madrid. Barrenechea se durmió ante Vinicius y este metió a Mbappé en el área. Tárrega le atropelló en una situación que no parecía extrema. En la rotación de los penaltis le tocó esta vez a Bellingham, que estrelló el tiro en el palo. El Madrid ha errado tres de sus últimas cuatro penas máximas. Ahí no hay orden ni especialista.
Casi de inmediato pudo remediarlo Mbappé, pero el VAR encontró que su empeine estaba fuera de la ley en el momento del pase de Bellingham. El partido claramente era otro. También Mbappé, reactivado. El Valencia se mostraba a esas altura ya un equipo encogido, resistente, sin salida, confiado únicamente a que el tiempo estuviese de su parte. Corberán hizo los primeros cambios antefatiga, un punto regresivos. Los de Ancelotti tenían más filo: Camavinga en la izquierda y Brahim arriba por Rodrygo, al que se le había ido ante el empate en un cabezazo franco.
El intento de reacción quedó ahogado con la roja a Vinicius, que picó ante la provocación de Dimitrievski. Lleva demasiado tiempo viviendo en el alambre. Pero el Valencia andaba ya en la reserva y a falta de seis minutos el recién llegado Modric entró como un cuchillo en el área levantina y firmó el empate. El pase fue un regalo de Bellingham. También lo fue el de Guillamón al inglés. Una metedura de pata imperdonable que le costó el partido en el descuento al Valencia. En la última jugada Luis Rioja metió un zapatazo en la escuadra. No es el año del Valencia y casi siempre lo es del Madrid, cuya fe sigue por encima de su juego.
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10 12 1 7 4 17 ESP
10 12 3 1 8 18 LP
9 12 2 3 7 19 VAD
8 12 2 2 8 20 VAL
7 11 1 4 6
Clasificación PT PJ PG PE PP 1 BCN
33 12 11 0 1 2 RMA
24 11 7 3 1 3 ATM
23 12 6 5 1 4 VLL
21 11 6 3 2 5 OSA
21 12 6 3 3